¿SE MANTIENE OCULTO EL CONOCIMIENTO?

Un día que estábamos con G., le pregunté: "¿Por qué se mantiene el conocimiento tan cuidadosamente en secreto?".
- Hay dos respuestas, me dijo él, primeramente, este conocimiento no se mantiene secreto; luego, por su propia naturaleza, le está prohibido llegar a ser jamás propiedad común.
El conocimiento es mucho más accesible de lo que generalmente se cree para aquellos que son capaces de asimilarlo; y todo el problema estriba en que la gente o no lo quiere o no lo puede recibir. Este aspecto de la cuestión es claro. Las masas no se preocupan del conocimiento, no lo quieren.
La gente no comprende el valor de lo que pierde. Y para captar la causa de tal estado, basta con observar cómo viven, lo que constituye sus razones para vivir, el objeto de sus pasiones de sus aspiraciones, en qué piensan, de que hablan, a qué sirven y qué adoran. Vean a dónde va el dinero de la sociedad culta de nuestra época, consideren aquello por lo que se paga los más altos precios, a dónde van las muchedumbres más densas.
Si se reflexiona un instante acerca de este despilfarro, entonces se hace claro que la humanidad tal cual es ahora, con los intereses de los cuales, vive, no puede esperar otra cosa que lo que tiene. He aquí un aspecto. El otro, como ya lo he dicho, se refiere al hecho de que nadie oculta nada; no hay el menor misterio.
Pero la adquisición o la transmisión del verdadero conocimiento exige una gran labor y grandes esfuerzos, tanto de parte del que recibe como del que da. Y aquellos que poseen este conocimiento hacen todo lo que pueden para transmitirlo y comunicarlo al mayor número posible de hombres, para facilitarles su acercamiento y tornarlos capaces de prepararse para recibir la verdad.
Pero el conocimiento no puede ser impuesto por la fuerza a aquellos que no lo quieren, y como acabamos de ver, el examen imparcial de la vida del hombre medio, de sus intereses, de lo que llena sus días, demostrará al instante que es imposible acusar a los hombres poseedores del conocimiento de que lo ocultan, de que no quieren transmitirlo o de que no desean enseñar a los otros lo que ellos mismos saben.
Quién desee el conocimiento debe hacer por sí mismo los primeros esfuerzos para encontrar la fuente, para aproximarse a ella, ayudándose con las indicaciones dadas a todos, pero que la gente, por regla general, no desea ver ni reconocer.
El conocimiento no puede llegar gratuitamente a los hombres, sin esfuerzos de su parte. Ellos comprenden esto muy bien cuando sólo se trata de conocimientos ordinarios, pero en el caso del gran conocimiento, si es que admiten la posibilidad de su existencia, consideran que es posible esperar algo diferente.
Todo el mundo sabe muy bien, por ejemplo, que un hombre tendrá que trabajar intensamente durante varios años si quiere aprender el chino; nadie ignora que para poder captar los principios de la medicina son indispensable cinco años de estudios y quizás el doble para el estudio de la música o la pintura.
Sin embargo, algunas teorías afirman que el conocimiento puede llegarle a la gente sin esfuerzos de su parte, que puede ser adquirido aun en el sueño. El mero hecho de la existencia de tales teorías constituye una explicación adicional del hecho de que el conocimiento no puede llegar a la gente. Sin embargo no es menos esencial comprender que los esfuerzos independientes de un hombre por alcanzar lo que fuese en esta dirección, por sí mismos, no pueden dar ningún resultado. Un hombre no puede alcanzar el conocimiento sino con la ayuda de aquellos que lo poseen. Esto debe ser comprendido desde el comienzo mismo.

del libro : "Fragmentos de una enseñanza desconocida"


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